DAVID BERNARDO LÓPEZ LLUCH

En el capítulo anterior nos quedamos hablando de las Ferias de Champagne allá por el final del siglo XIII. En este capítulo avanzaremos en el tiempo.  Vamos a hablar de dos siglos bastante complicados para la viticultura en la zona de Champagne por las constantes guerras que tuvieron lugar durante los mismos.

El final de la Edad Media en Europa es la época de oro de las catedrales. Éste es el momento en que los maestros de obras mejorarán sus técnicas. Hasta entonces, se habían inspirado en el sobrio estilo románico. El estilo gótico será el utilizado para construir nuevos lugares de culto, estilo mucho más abierto y exuberante. La Edad Media también es sinónimo de guerras, hambrunas y epidemias. Esto ayuda, sin duda, a que las buenas gentes de la época se refugien en la religión y se impliquen en la construcción de las catedrales.

Así, Nuestra Señora de Reims se construye sobre las ruinas de dos iglesias anteriores destruidas; en Troyes, Saint-Pierre-et-Saint-Paul; en Chalons-en-Champagne, Saint-Etienne y en Langres, Saint- Mammès. Ya hemos hablado de la catedral de Reims ya que tiene muchos elementos vinculados al champagne y muchas curiosidades, y lo volveremos a hacer.

 

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Nuestra Señora de Reims

El siglo XIV también trajo la Guerra de los Cien Años, que realmente duró desde 1337 hasta 1453.  No obstante, es cierto que hubo un largo período de treguas (1388-1411) y no es menos cierto que esta guerra puede dividirse en dos partes (1337-1388 y 1411-1453).  Es éste, básicamente, un conflicto entre Francia (gobernada por la Casa de Valois) e Inglaterra (gobernada por la Casa de Plantagenet y luego por la de Lancaster).  Los ingleses resultaron victoriosos al principio (1338-1360 y 1411-1435) pero perdieron al final (1360-1388 y 1435-1453). Esta rivalidad entre los reinos de Francia e Inglaterra se remontaba a más de dos siglos. El enfrentamiento  entre estas dos casas es el principal motivo de la lucha pero tampoco puede obviarse otros conflictos secundarios que implican a  aliados de ambos soberanos (Aragón, Castilla, Escocia, príncipes de los Países Bajos y Alemania Renania), los papas y una sucesión de guerras civiles en el sistema feudal francés e inglés.

En cualquier caso, esta guerra  arrasó grandes áreas de Champagne en varias ocasiones durante esos 116 años.  Está documentado que varias prensas de vino fueron destruidas por los anglo-borgoñones.  Fueron años complicados para la industria de vino de Champagne pero la perseverancia y la resistencia estaban a la orden del día.

La producción de vino pasaba por uno de los peores momentos, aunque también es cierto que a pesar de la guerra, el final del siglo XIV supuso el comienzo de  la exportación a Inglaterra y a Flandes, introduciendo los vinos de Champagne en los mercados extranjeros.  Esos vinos continuaron mejorando e impresionando a todo el mundo.

La importancia del negocio del vino en Reims al principio del siglo XIV se evidencia por el hecho de que los courtiers de vin (intermediarios) eran nombrados por los échevins  que durante la Edad Media, en Francia, eran magistrados designados por el Señor para hacer justicia en su tierra. También eran, durante el Antiguo Régimen, un tipo de un juez municipal equivalente a un concejal actual. Este derecho de nombramiento sufrió un intento de usurpación por parte del arzobispo de esta ciudad en 1323. La potestad fue confirmada a los échevins por varios decretos reales de la época.

Los habitantes de Reims eran plenamente conscientes de los méritos de sus vinos en aquella época y tenemos evidencias de que no escatimaban medios para conseguir que los demás se familiarizasen con esas virtudes.  Así, sabemos que en una cena que tuvo lugar en agosto de 1340 con el arzobispo, los échevins aportaron 32 jarras de vinos como contribución a la comida, además de varias perdices, capones y conejos.

Además, sabemos que todos los que visitaban la ciudad por motivos de negocios y todas las personas con distinción recibían como regalo una cantidad de vino de las bodegas de Jehan de la Lobe, o Petit Jehannin, o Raulin d’Escry, o Baudouin le Boutellier, o Remi Cauchois, que eran los principales abastecedores de las tabernas de la época.

Consta que algunos de los afortunados con este agasajo fueron el Preboste de Laon, el Alguacil  y el Receptor de Vermandois, los Échevins de Chalons, el Obispo de Coustances, Monseñor Thibaut de Bar, Monseñor Jacques La Vache (que fue médico de la reina), el archidiácono de Reims, y dos miembros del Parlamento designados por el rey para examinar las murallas de la ciudad. Esta prodigalidad también se extendió a  personalidades no tan insignes tales como un escudero de Verdun y a los échevins de Abbeville.

Otra prueba de las excelencias de los vinos de la región en la época es una anécdota acaecida en 1398. El rey Carlos VI se encuentra en Reims con Wenceslao, rey de Bohemia (que era un conocido y famoso borracho). Allí, debido a la gran cantidad de vino de Champagne que bebía, firma todo lo que los franceses le ponen delante… olvidando que el objetivo del viaje era la firma del tratado de paz.  Es probable que el bueno de Wenceslao se hubiese quedado allí bebiendo hasta el fin de sus días… pero cuentan las malas lenguas que la presentación de la factura de los vinos bebidos le hizo recuperar la sobriedad de repente… hacer acto de constricción por sus excesos y emprender la marcha.

Es a partir del siglo XIV cuando los vinos de Champagne empezaron a ser conocidos por una cierta efervescencia debido a una segunda fermentación en botella. El clima más frío acorta el otoño y para cuando las uvas hubieran sido cosechadas, el mosto fermentado y embotellado, las primeras heladas del invierno ya habían hecho acto de presencia.  Ese frío provocaba, en ocasiones, que la fermentación todavía en curso se detuviese. Al llegar la primavera y volver a subir las temperaturas, la fermentación se reanudaba provocando esas burbujas… aunque ¡¡claro!!… hasta 1861-1876 que Pasteur estudia la fermentación alcohólica no se sabía lo que pasaba.

En el siglo XV ya era conocido el vino de esta zona  en París, pero no con el nombre de champagne que era un término que designaba tierras baldías en aquella época.  Los pueblos vitícolas más importantes son Reims y Châlons. Los vinos de Aÿ, de Vertus, de Cumières o de Damery son citados frecuentemente por los poetas de la época, aunque la región no goza del reconocimiento que poseen otras zonas como Anjou, el Loira o la Provenza.  Los famosos vinos de Ay, de los que ya hemos hablado y de los que volveremos a hablar) obtuvieron el equivalente a una Denominación de Origen. En París, esos vinos eran considerados excepcionales y a comienzos del siglo XVI el renombre de los vinos de Ay alcanzaba toda Europa.

Es curioso que se haya encontrado un decreto de Carlos VI, con fecha de julio de 1412, dando a las autoridades municipales de Reims el derecho exclusivo para nombrar intermediarios (comerciantes) “jurados” de vino y en el que se menciona expresamente que el comercio de la ciudad se basa principalmente en el vino que se produce en las inmediaciones.

El vino, según declara el decreto, si estaba almacenado en las bodegas de la ciudad, era habitualmente vendido por los corredores, que bajo el amparo de su autoridad tenían la costumbre de imponer una comisión variable y vendían el vino a la persona que más le ofrecía obteniendo dinero tanto del comprador como del vendedor. Para remediar esta situación, por la cual se aseguraba que el comercio empezaba a sufrir, se decretó que cada corredor debía hacer un juramento, delante del Capitán de Reims y de los échevins, de actuar con honestidad y sin favor, y no recibir más que la comisión oficial. En el caso de cobrar más comisión, tanto él como el vendedor del vino debían abonar la diferencia a la ciudad.

Las ventas de vino, en Reims, se hacían en la Etape aux Vins, donde muchos comerciantes del sector estaban establecidos. El momento del año con más volumen de negocio coincidía con las tres ferias anuales ya que había exención de impuestos. La Etape aux Vins luego se llamó Rue de l’Etape, popularmente conocida como  Rue de Rivoli, debido a los arcos que formaban los segundos pisos de las casas de los siglos XV y XVI y que se apoyaban en pilares de madera y piedra.  Posteriormente, el Casino y los principales restaurantes se instalaron allí. Es obvio que las Guerras Mundiales han borrado todos estos escenarios…pero no nos desviemos.

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Rue de l’ Étape

Algunos de estos vinos tenían nobles destinos. Así, por ejemplo, conocemos una orden de pago dirigida por el Consejo de la Ciudad (con fecha 23 de marzo de 1419) ordenando el pago a un tal Santiago el Viticultor la cantidad de 78 libras y doce sueldos por la entrega de seis “garrafas” de vino blanco y clarete y que fue presentada al fiero Duque de Borgoña Juan Sin Miedo.

También sabemos que su hijo Felipe, el autodenominado “Príncipe de los Mejores Vinos de la Cristiandad «, se detuvo para recoger un lote de vino clarete cuando pasaba por Reims para vengar la muerte de su padre en el Puente de Monterreau.

Los devastadores resultados de la lucha entre los de Armagnac y los de Borgoña por el poder y de  la invasión de Enrique V de Inglaterra se evidencian en el hecho de que cuando, con miedo y tembloroso, el  Consejo de la ciudad de Reims aprobó dejar entrar en la ciudad, en 1425, al Duque Felipe a la cabeza de cuatro mil caballeros, solo pudo ofrecer una queue (antigua unidad de medida de vino francesa equivalente a 456 litros) de vino de Beaune, otra de tinto y otro de blanco.  Asimsimo, al año siguiente, únicamente se puedo entregar a la duquesa una queue de Beaune y otra de vino tinto.

Reims estaba bajo el dominio inglés en virtud del Tratado de Troyes desde 1420. El gobernador de Champagne era el Conde de Salisbury. La escasez de vino y la predilección de los nuevos señores por la bebida nacional se evidencian en la prohibición promulgada por el Consejo de Reims en 1427 de usar trigo para hacer cerveza y en una declaración de Gobin Persin en la que afirma haber vendido más melaza (usada como remedio medicinal en la Edad Media) durante el pasado año que en los cuatro años anteriores debido a las personas que se quejaban por estar estaban hinchadas de beber licor de malta.

Los ingleses, sin embargo, demostraron su predilección por los vinos de Reims al quitar la ciudad, de forma precipitada ante la llegada de Carlos VII y la Doncella de Orleans, llevándose tanta cantidad del mismo como fue posible.

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Reddition de Troyes  Los burgueses entregan las llaves de la ciudad de Troyes a Carlos VII y a Juana de Arco el 10 de julio de 1429. Miniatura extraída de las Vigiles de Charles VII (1484) de Martial d’Auvergne. (Bibliothèque nationale de France, Paris.)

 

Uno de los grandes héroes de este tiempo fue Juana de Arco que ayudó a lucha contra los invasores ingleses. El 14 de julio de 1429, Juana  y el ejército francés llegaron a Reims, que les abrió sus puertas sin la necesidad de un asedio o de una batalla. El 17 de julio, Carlos VII (también llamado El Victorioso o el Bien Servido) fue coronado en Reims.

Juana de Arco fue condenada y quemada por hereje el 30 de mayo de 1431. Su historia es muy interesante. Lo último que me contaron en Reims es que parece ser que era hermana bastarda del rey Carlos VII. Para afirmar esto, los investigadores se basan en cierta correspondencia encontrada en la que refieren entre ellos como “mi hermano”.  En cualquier caso, y como acabamos de contar, lo llevó a Reims para ser coronado y luego, por cuestiones de geopolítica, él la dejó morir quemada.

La revisión de su caso la ordenó un papa nacido en una pedanía de Canals (Valencia), un tal Calixto III (Alfonso de Borja)  el 8 de abril de 1456. En 1909 fue beatificada por el papa san Pío X y posteriormente declarada santa en 1920 por el papa Benedicto XV. Ese mismo año fue declarada como la santa patrona de Francia y de los cautivos; mártires; oponentes de las autoridades de la Iglesia; gente ridiculizada por su piedad; prisioneros; soldados; mujeres voluntarias; telegrafistas y radiofonistas.

Capilla de Juana de Arco en la Catedral de Reims

Capilla de Juana de Arco en la Catedral de Reims

 

En cualquier caso, cuando Dunois, Lahire, Xaintrailles y sus compañeros cabalgaron junto a la Doncella de Orleans hacia la coronación de Carlos VII,  bebieron vino de Reims y siguieron cabalgando en pos de la rápida expulsión de los detestados ingleses del suelo de Francia.

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Jean Poton de Xaintrailles y Étienne de Vignolles, conocido como La Hire, capitanes a las órdenes de Juana de Arco. Miniatura extraída de las Vigiles de Charles VII (1484) de Martial d’Auvergne. (Bibliothèque nationale de France, Paris.)

A pesar de la completa expulsión de los ingleses, la crisis continuó y afectó especialmente al comercio.  Así, en 1451 el teniente de alcalde de la ciudad de Reims envió una queja a la corte avisando de que debido a los impuestos que se aplicaban a los agricultores sobre el beneficio, los comerciantes no venían a la ciudad a comprar vino.

Luis XI llamado el Prudente (pero también el Rey Araña o la Araña Universal, por su tendencia a tejer intrigas cortesanas contra sus rivales, ya fuese su padre, su hermano o sus enemigos europeos) fue coronado en Reims un 15 de agosto de 1461. Entró en la ciudad con una gran comitiva y pompa, acompañado por Felipe, Duque de Edimburgo y su hijo el Conde de Charolais y un montón de nobles más… todos tan ricamente vestidos que era muy agradable de ver, comentó Enguerrand de Monstrelet.

La coronación, y todo su acompañamiento de bellos misterios y ceremonias, fue dirigida por el arzobispo Jean Juvenal des Ursins, asistido por el Cardenal de Constancia, el Patriarca de Antioquía, un delegado del Papa, cuatro arzobispos,  diecisiete obispos y seis abades.

Al terminar, los doce Pares de Francia cenaron en la mesa del rey. Al finalizar, el Duque de Borgoña se arrodilló y rindió honores a la misma Borgoñaa, a Flanders y a Artois. Otros nobles siguieron su ejemplo.

Luis XI, tras acceder al trono, se encontró con unas finanzas exhaustas y se aplicó con esmero para volverlas a llenar. El vino que bebió en Reims en su coronación tal vez le sugirió los impuestos que, sólo un mes después, decretó sobre este producto y sobre la sal.

En cualquier caso, desde su entronización, la política de Luis XI será la de fortalecer a la monarquía absolutista mediante el control de la nobleza y la expansión de las fronteras del reino, y también recurriendo a una hábil diplomacia que mantuviese ocupados a sus enemigos, pagando incluso grandes sumas de dinero para comprar la paz. Al mismo tiempo promovió la industria y el comercio, incrementando la riqueza del país. A su muerte dejó el país con sus fronteras muy similares a las que presenta hoy en día.

Volviendo a Champagne, los habitantes de la ciudad arzobispal no podían creer tal respuesta a su hospitalidad y los viticultores tuvieron una “amables palabras” con los recaudadores. El asunto se extendió y termino siendo una revuelta popular conocida como el Mique – Maque que acabó con el encarcelamiento, mutilación y destierro de un número considerable de personas, la mitad de cuales, se presume que eran inocentes. Esto lo sabemos por la obra Histoire civile et politique de la ville de Reims, escrita por Louis Pierre ANQUETIL allá por 1758.

Los habitantes de Reims eran habituales “sufridores” de las guerras entre Francia y Borgoña. Este territorio fue saqueado por los seguidores de Carlos el Temerario (su lema personal era Je lay Emprins, que en francés medieval significa Me atrevo). La verdad es que las buenas gentes de Reims sufrieron casi tanto por culpa de los borgoñones que por la de sus enemigos.

Esto lo sabemos por un detalle… el precio del vino.  Así, la guarnición atrincherada en la ciudad se repartía el territorio de ocho leguas en ocho leguas (una legua equivale a unos 5.572 metros). Un arquero tenía a su cargo un mínimo de dos aldeas y exigía, a placer, maíz, madera, provisiones y vino, este último con tal profusión que el excedente se vendía en las calles. La menor asignación por cada lancero era de una queue al mes.

El poder del ducado de Borgoña alcanzó su apogeo bajo el reinado de Carlos el Temerario pero desaparecerá en virtud de los hábiles golpes políticos del rey de Francia, Luis XI. Su muerte en 1477 significó el fin del sueño borgoñón de resucitar la antigua Lotaringia (la Francia Media).  El matrimonio de su hija María con el emperador Maximiliano ligó la herencia borgoñona al linaje de los Habsburgo en la persona del hijo de ambos, Felipe el Hermoso, que contraería matrimonio con la reina Juana de Castilla (la hija de los Reyes Católicos). El hijo de ambos, Carlos, recibiría su nombre en memoria de su bisabuelo. A este Carlos lo conocemos bien en España.

También conocemos ciertas quejas hechas en 1489 debido a que debido a un  impuesto, establecido seis años antes,  y que se aplicaba para cruzar el rio Aisne, los comerciantes de Lieja, Mezieres y Rethel habían dejado de ir a Reims a comprar vino y lo conseguían de Orleans.

El desembarco de Enrique VII de Inglaterra, en 1495, disparó de nuevo todas las alarmas en Champagne.  Se dieron órdenes a todos los viticultores de arrancar todas las vides en un radio de dos leguas alrededor de Reims para impedir que el enemigo pudiese cocinar sus provisiones o llenar los  fosos de las fortificaciones con ellas.

El final del siglo XV trajo consigo otra coronación en Reims, la de Luis XII, también conocido como «Padre del Pueblo»,  celebrada con  el debido esplendor en mayo de 1498. Los seis pares eclesiásticos – principales,  entre ellos el cardenal arzobispo de Reims, Guillaume Briconnet, vestido con roquete y  estola, inglete y crosier, y  los seis representantes de los otros territorios (Borgoña, Normandía, Aquitania, Flandes, Toulouse y Champagne) solemnemente coronaron a su soberano con espada, espuelas, anillo, esfera, cetro, corona y todos los otros símbolos externos de la realeza mientras el techo abovedado resonaba con las aclamaciones del pueblo reunido  en la catedral  y el triunfante repique  de las trompetas de los heraldos (en cuyas banderas se había blasonado el símbolo favorito del nuevo  rey:  el erizo.

Tanto gritar y hacer sonar las trompetas debió, sin duda, despertar la sed, y el vino de Reims sirvió para apaciguarla… una vez más.

En el próximo capítulo nos adentraremos en el siglo XVI. Este siglo trajo más amenazas a los viñedos de Champagne aunque terminó de forma positiva para ellos… pero  será en el próximo capítulo.